domingo, 8 de julio de 2007

Los dones esenciales: I. El silencio

Echo en falta el silencio, la tranquilidad de estar con mis pensamientos, cuando no lo tengo. Creo que la grandes ciudades están repletas de diferente tipos de contaminación, entre ellas la sonora.

No entiendo a la gente que siempre vive atada a una fuente de ruido, sea una radio o televisión, o una verborrea desatada.

Ahora me encuentro con un caso sintomático: el aeropuerto de Orly. Gentes, gritos, carritos arrastrados, pasos veloces... Por si fuera poco, los anuncios de los vuelos, las llamadas a los pasajeros. Una cacofonía insoportable. Al menos para mí.

Anhelo regresar a mi soledad, a mi fortaleza. Encerrarme tras mis murallas, mentales y físicas, defender uno de los pocos reductos de cordura que parecen que quedan en el mundo.

Tal vez esté intentando huir de otra cosa.

No hay comentarios: