Como Ulises, atado al mástil,
Al Océano desafiando.
Placer y curiosidad pueden más.
Y ganan la mano al destino.
Así yo cabalgo las olas.
Como auriga, dominándolas.
Ni el viento, ni la tenaz lluvia.
O la súbitas sacudidas,
del traicionero Poseidón los golpes.
Navegar, viviendo ese instante.
sábado, 2 de abril de 2011
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